The Splendour of Textiles – Warsaw, Poland exhibit
El Esplendor de los textiles – Exhibición en Varsovia, Polonia
The Zacheta National Gallery of Art
March 9 – May 19, 2013
Unique view of 70 years of Polish textile creation.
Vista especial de 70 años de creación del textil de Polonia.
The Splendour of Textiles
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Franciszek Orlowski. “Cortina para umbral”, 2013.
Esta pieza fue producida con prendas obtenidas por el artista en sus intercambios con indigentes. La obra, cosida al estilo patchwork y colgada en un lugar donde iría una cortina de verdad, hace referencia al antiguo método provisional de retener el calor del vestíbulo del Zacheta gracias al uso de gruesas cortinas. “Cortina para umbral” es, al mismo tiempo, una reflexión sobre el tema de la proximidad de un ser humano con otro, y la ‘tela’ de las historias de vida de cada quien en su existencia humana.
La obra hace referencia al ‘momento de transición’ de un estado a otro, pero también se refiere a la transición entre el dominio cerrado en el arte, y la realidad de la calle y el mundo real.
Doorway Curtain
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“El esplendor de los textiles”: espléndido precedente
En el año 2013, Polonia se convierte en escenario de decenas de actividades textiles, en su mayoría asociadas a la XIV Trienal Internacional del Tapiz en la ciudad de Lodz, a la vez que otras exhibiciones independientes aprovechan la prevalente atmósfera textil, para dejar su propia huella. De marzo a mediados de mayo, se presentó en Varsovia “El esplendor de los textiles”, el cual resalta como un nuevo punto de referencia, no sólo por ser una retrospectiva del arte textil polaco de los últimos 70 años, sino porque su abordaje museográfico permitió un mayor acercamiento y entendimiento de lo que se esperaba que el público fuera a sentir. Esta exhibición también representa las tribulaciones y los logros de los creadores textiles en Polonia: un vínculo palpable y que a la vez, llega al corazón.
La presentación se llevó a cabo en la Galería y Museo Nacional de Arte Zacheta (abreviado: el Zacheta, una las más notables instituciones de arte contemporáneo de Polonia), para que tuviera una cierta prestancia y estatura ante el público y con afán de poder incorporarse el arte textil en los movimientos Artista-Artesano del presente, además de servir como modelo para que otros museos y galerías importantes incluyan textiles en sus programas de actividades.
Varsovia es una ciudad donde la población puede sumergirse en eventos históricos y culturales, disfrutando también del verdor y belleza de más de 80 parques y áreas recreativas, cada una con sus palacios y monumentos a personalidades del pasado y presente. Pero para mí, llegar el 3 de Mayo (Celebración de la Constitución), me permitió observar desfiles y actos ceremoniales los cuales, sumados a un largo tour por los barrios históricos de la ciudad, me llevaron por los anales de décadas de opresiva persecución y me trajeron de vuelta a la perspectiva del arte textil en Polonia.
Siendo el arte una expresión del alma, es natural tener la expectativa de que una gran chispa de creatividad saldrá de toda la turbulencia producida por constantes invasiones, el Ghetto y Levantamiento de Varsovia, los horribles campos Nazi de concentración y masacre, y la dureza del mandato soviético: prusianos, Nazis, suecos, austríacos, húngaros, turcos, soviéticos… resulta maravilloso que Polonia pudiera ser tan prolífica en todas las manifestaciones de creación artística, a pesar de sólo ser libre y pacífica a partir de la caída de la Unión Soviética en 1991. Muy lamentablemente, sin embargo, cuatro años más tarde, en 1995, la Bienal de Lausana (en Suiza) —responsable de integrar textiles en las expresiones artísticas de la época y también responsable de patrocinar la llamada Escuela polaca de arte textil— dejó de existir y con ello, se redujo el número de vínculos a las principales tendencias artísticas, salones de exhibición y mercados de venta. Recordemos que en muchos lugares, el arte textil ha sufrido un revés en la atención recibida como género artístico, junto con otras formas de arte y cultura que han sido tristemente descuidadas por los gobiernos. Dicho interés disminuido, en lo textil afectó a Polonia lo mismo que al resto del mundo, combinándose con la reciente crisis económica mundial.
“El esplendor de los textiles” es una magnífica recopilación de obras polonesas que datan desde muy antaño, pero también incluye expresiones contemporáneas de “comportamiento a lo textil”. Ya que nunca tuve el placer de asistir a las ediciones de la Bienal Internacional de Arte Textil de Lausana, donde originalmente se presentaron las famosas obras polacas, el esplendor de los textiles ante mis ojos parecía una alucinación.
“¡No tengo palabras para describirlo!” “¡He aquí la más prestigiosa galería de arte de Polonia, mostrando lo más prestigioso del arte textil de los años de gloria, además de obras que podrían ser consideradas…la Escuela polaca de arte textil de hoy en día!”.
La exposición llenó los ocho salones del Zacheta y en uno estaba la versión actual de la instalación y performance “Madre Tierra Hermana Luna” de Joanna Malinowska y Christian Tomaszewski, mostrando, descuartizado, un gigantesco traje espacial (modelo tomado del traje de la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova). La obra hace referencia a la carrera espacial de los años de la Guerra Fría entre el Este y el Oeste. Diseños futuristas de la moda acompañaron esta obra, la cual a veces parece un poco anticuada, siempre y cuando no pensemos en las explosiones del Challenger y del Columbia, entre otros desastres espaciales.
Por supuesto, disfruté viendo la colección de tapices de los siglos XVII al XIX, seguidos de aquellos tapices “clásicos” de las décadas de 1960 y 70. Textiles poderosos, industriales y políticos, a la par de algunos menos comedidos, provenientes de la Era Popular de Polonia, incluían vastas ilustraciones de arte folklórico e insignias de guerra. Más que un estricto recuento cronológico del textil de Polonia, el curador de la muestra, Michal Jachula explica: “…[la exhibición] demuestra el potencial ideo-lógico y semántico de las telas de arte, agrupando muchas obras que plasman un mensaje claro, ya sea histórico, de propaganda, crítica, o religioso, o patriótico…”
Observé contrastes interesantes entre textiles y “obras comportadas como un textil”. Por ejemplo, el vídeo “Trapos del convento” (1988) mostraba a la artista Teresa Murak, limpiando el piso del convento mientras, a pocos metros de distancia, los trapos eran exhibidos en urnas de plexiglás. En el mismo salón, el filme “Spycifestum 2010” de Kobas Laksa, mostraba la preparación de una alfombra de flores para la tradicional celebración de Corpus Domini, cuya inscripción “¡Señor, sálvanos! ¡Nos ahogamos!” se escuchaba en Polonia durante las luchas de independencia.
Pero en mi opinión, la más poderosa declaración de curaduría es, tal vez, la menos detectada por los visitantes de Occidente, puesto que el catálogo fue publicado en polaco. En el mismo, la artista Marta Kowalewska declara: “…Cabe mencionar una corriente que se ha venido manifestando cada vez más en el ámbito internacional. Los artistas del siglo XXI están recurriendo a una interpretación más amplia de la artesanía. Podemos observar un regreso a los viejos métodos artesanados, aplicados a todo tipo de expresiones artísticas. Se da un diálogo de artesanías y surge un nuevo mensaje. Pero a la vez, los escépticos ponen en duda el renacimiento de la popularidad del arte textil (lo cual llama a atenta reflexión), en un mundo que persigue tiempo que se escapa, donde sucede un intercambio inmediato de información. Por otro lado, no debemos subestimar la disciplina de los procesos creativos de siempre, vistos como un antídoto a la comercialización, la superficialidad y la mediocridad…”
“El esplendor de los textiles” fue espléndido en el número y calidad de las obras, lo cual era de esperarse. Además, puesto que el valor histórico de las piezas merecía claridad de identificación en forma de fichas de pared como las de los museos, para les rindiera a los visitantes bastante información histórica y de curaduría, la Galería, a propósito o sin darse cuenta, logró acercarse a su público. Tal es por ejemplo, la “Alfombra entrelazada” de Julita Wójcik, la cual fue hecha in situ por 24 voluntarios. El vídeo resultante de esta actividad me hizo ver la importancia de demostrarle al público algo tan básico como lo es el funcionamiento de un telar, incluso en un país tan textil como lo es Polonia. Yo apruebo este abordaje para ofrecer información y aumentar la capacidad de atención de aquellos observadores que no están familiarizados con el textil.
En general una experiencia maravillosa, El esplendor de los textiles sienta precedente en tratar de integrar textiles en el mundo de arte, tal como lo hizo la Bienal de Lausana. Sería fabuloso si otros museos y galerías de reconocido prestigio, tomaran la iniciativa de montar una muestra como ésta. Después de todo, los movimientos Arte-Artesanía del momento no deberían distinguir entre “arte” y “arte textil”, como tampoco el textil debe sucumbir en este mundo plagado de crisis financieras.
—Silvia Piza-Tandlich
“The Splendour of Textiles”: Splendid precedent
In 2013, Poland became the stage for dozens of textile art activities, most of them associated with the 14th International Triennial of Tapestry in Lodz, while other independent shows also took advantage of the textile atmosphere already prevalent, to make their mark. Presented from March to mid-May in Warsaw, “The Splendour of Textiles” stands out as an independent landmark exhibit not only for being a Polish retrospect of the past 70 years, but also for its display approach that allowed a better rapport and understanding of what the audience should be expected to experience. This exhibit is, also, representative of the struggles and accomplishments of textile creators in Poland, thereby becoming a very luring thread to touch and be touched by. Staging the exhibit at The Zacheta National Gallery of Art (short: Zacheta, one of Poland’s most notable institutions for contemporary art), ensured a certain prestance and status before the public, while inserting textile art in the Arts and Crafts movements of today, and serving as a model to other leading museums and galleries to incorporate textiles into their regular programs.
Warsaw is a city where its population can immerse in history and cultural events, while enjoying the greenery and beauty of more than 80 parks and recreational areas—each with palaces and monuments honoring personalities of present and past. For me, however, arriving on May 3rd (Constitution Day), allowed me the opportunity to witness parades and ceremonial acts which, together with a long city tour into historic and quaint parts of town, walked me through the annals of decades of oppressive persecution and unrest, and brought me back to Polish textile perspective.
With art being an expression of the soul, it is only natural to expect a big spark of creativity stemming from all the turmoil of constant invasions, the Warsaw Ghetto and Uprising, the horrible Nazi concentration and massacre camps, and the duress of the Soviet mandate: Prussians, Nazis, Swedes, Austrians, Hungarians, Turks, Soviets… it is wonderful that Poland could be so prolific in all matters of artistic creation despite only having peace and freedom since the fall of the USSR in 1991. Quite unfortunately, however, four years later in 1995, the Lausanne Biennale—responsible for integrating textiles into contemporary artistic expressions, and also responsible for bringing us the so-called Polish school of textile art—ceased to exist, thereby reducing textile links to mainstream art trends, venues, and markets. Bear in mind that in many places, textile art has recently suffered a setback as far as the attention received as an art genre, along with all forms of art and culture being sadly neglected by governments. This lessened interest in textiles affected Poland as well as the rest of the world, combined with the world economic crisis of late.
The Splendour of Textiles is a magnificent compilation of Polish works dating from way back, and including “textile-behaving” contemporary expressions. Not having had the pleasure to attend any of the Lausanne International Textile Art Biennale shows where the famous Polish works were originally presented, the splendor of textiles before my eyes seemed to be a hallucination! “There are no words to describe it!” “Here is the most prestigious gallery of art in Poland, showing the most prestigious examples of textile art from the glorious days, plus what could now be considered…the School of Polish textile art of today!”
The exhibit occupied all eight halls of the Zach?ta Gallery, hosting also a current version of the installation and performance, “Mother Earth Sister Moon” by Joanna Malinowska and Christian Tomaszewski, which shows a huge dismembered spacesuit modeled after Soviet cosmonaut Valentina Tereshkova’s, and alluding to the Cold War space race between the East and the West. Futuristic fashion designs accompanied this show, which, of course, feels a bit outdated if we don’t think of the Challenger and Columbia explosions, and other space disasters.
Needless to say, I so enjoyed being able to see the collection of tapestries from the 17th to the 19th century, followed by those “classic” Polish tapestries of the 1960’s and 70’s. The powerful, industrial and political textiles, and the less restrained People’s Poland Era next door included vast illustrations of folk art as well as war insignias. Rather than being a strict chronological account of Polish textiles, curator Micha? Jachu?a explains, “…[the exhibit] demonstrates the ideological and semantic potential of art fabrics, bringing together many works that convey a clear message, be it historical, propaganda, critical, religious, or patriotic…”
Interesting contrasts between textiles and “textile behaving” works were seen throughout the show, as well as “references to textiles”. For example, Teresa Murak’s video, “Nunnery Rags” (1988) showed the artist cleaning the floor of a nunnery while a few yards away the rags were displayed in plexiglas cases. In the same room, the film “Spycifestum 2010” by Kobas Laksa, showed the community preparation of a flower carpet for the traditional celebration of Corpus Domini, bearing the inscription “Lord, save us: we’re going to drown!” heard often during Poland’s independence struggles.
But in my opinion, the most powerful curatorial statement was perhaps, the least detected by Western visitors since the catalog was published in Polish. In the catalog, artist Marta Kowalewska states, “… It is in order to mention a current that has been increasingly present recently on an international arena. Artists of the 21st century turn more and more to broadly construed crafts. We can observe a return to old methods of craftsmanship applied in all kinds of artistic expression. A dialogue of crafts and a modern message is born. On the other hand, skeptics cast into doubt the rebirth of popularity of textile art (which calls for focused reflection), in a world that chases flying time, where an immediate exchange of information takes place. On the other hand, we should not underrate the discipline of long-lasting creative processes seen as an antidote for commercialization, superficiality and mediocrity…”
The Splendour of Textiles was quite splendid in the number and quality of works, which was expected. In addition, since the historic value of the pieces deserved clear identification in the form of museum-like wall plaques offering visitors a lot of historic and curatorial information, the Gallery, purposely or inadvertently managed to be more in touch with its audience—not excluding a live demonstration of Julita Wójcik’s “Braided rug”, made on site by 24 volunteers. The resulting video of this activity made me realize the importance of demonstrating to the general public basic things such as how a loom operates, even in a highly textile country such as Poland. I strongly approve of this approach to offer information and increase the attention span of viewers who may not be familiarized with textiles.
All in all a wonderful experience, The Splendour of Textiles sets precedence in trying to reintegrate textiles into the world of art—the way the Lausanne Biennale did it. It would be great if other prestigious galleries and museums were to take initiative and put together a similar show. After all, the current Artist-Artisan movements should stop making the distinction between “art” and “textile art”, and textiles should not succumb in a world plagued by financial crises.
—Silvia Piza-Tandlich